Carlos III

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miércoles, 18 de febrero de 2009

FORMACIÓN DEL PLURAL EN EL CASO DE LOS NEOLOGISMOS DE ORIGEN EXTRANJERO

Cuando una palabra que procedente de una lengua extranjera se incorpora al español se produce una adaptación en su gramática. Este cambio incluye variaciones en su género y en la transformación del singular al plural.
La gran mayoría de estas palabras son sustantivas. Pongamos como ejemplo los anglicismos: el número de adjetivos y verbos es mucho menor, y sólo se han recogido dos interjecciones, (hurra y top) y una locución (full time).

Cuando el cambio se produce a partir de una lengua que diferencia entre los géneros masculino y femenino, como en el francés y el alemán, la adaptación al español no suele variar su género. La regla cambia en el caso de los anglicismos, puesto que el inglés no hace diferencia de género. En este caso los sustantivos suelen incorporarse creando formas masculinas.

Estos sustantivos están recogidos en el D.R.A.E., pero en él sólo encontramos palabras en singular, por lo tanto, cuando aparecen neologismos en la lengua española que tienen su origen en idiomas extranjeros, la formación de plural en los sustantivos no se adapta a una regla concreta, sino que varía en cada caso.

En ocasiones, el D.R.A.E. añade una –e al final de algunos sustantivos de origen inglés, como por ejemplo club o film, que en vez de formar su plural como clubs o films, lo hacen correctamente como clubes o filmes. Pese a estas excepciones, lo habitual es que la lengua española pluralice los préstamos ingleses mediante la agregación del sufijo –s, tradicionalmente añadido en los sustantivos en castellano. Tales son los casos de bistec(s), clic(s) o tic(s). Del mismo modo, formamos los plurales de las palabras que adaptamos de otros idiomas: spaghetti es traducido y pluralizado como espaguetis; o talibán, que es ya de por sí plural, es convertido en talibanes cuando nos referimos a un conjunto de ellos.
El asunto se complica cuando nos referimos a vocablos terminados en – y, como por ejemplo groupy o hippy. En estos casos, la formación del plural se realiza sustituyendo la –y final por una –i; y añadiendo después el sufijo que indica plural normalmente: groupies, hippies.
Existen algunas palabras de origen extranjero que utilizamos normalmente pese a que no están aprobadas por el D.R.A.E., como non-stop, que mantienen su forma original en el plural porque casi siempre se utiliza su forma singular. Existen otras, como clown(s), admitida por la Academia, cuyo uso puede parecer innecesario porque contamos con una traducción castellana (payaso); por tanto, ante la duda en la formación del plural, la mejor opción es utilizar la palabra en castellano.

Respecto a los vocablos latinos, la norma ha terminado por adaptarse al uso. De manera general, los latinismos forman su plural con –s (déficit y déficits, o hábitat y hábitats), con -es, o manteniendo su forma invariable.
Sin embargo, es preferente utilizar las variantes hispanizadas de los latinismos cuando éstas existan y, consecuentemente, también su plural; por ejemplo, currículos en vez de currículum o podios en lugar de pódiums.

Una vez más nos encontramos ante un ejemplo de cómo la lengua va evolucionando, y de que la lengua escrita es un reflejo de la lengua oral.
La mayoría de los neologismos incorporados desde lenguas extranjeras a nuestro idioma en los últimos siglos son anglicismos, puesto que el inglés es la lengua del “imperio americano”, de la globalización, de internet y de las nuevas tecnologías. La adaptación de estos sustantivos nos convierte en testigos de cómo la historia contemporánea se plasma en nuestra lengua.


FUENTES:

http://www.medtrad.org/panacea/IndiceGeneral/n8-DominguezMejias.pdf

http://www.amigospais-guaracabuya.org/oagbv003.php

http://www.onomazein.net/10/anglicismo.pdf

http://culturitalia.uibk.ac.at/hispanoteca/Gram%C3%A1ticas/Gram%C3%A1tica%20espa%C3%B1ola/Plural%20-%20Formaci%C3%B3n.htm

Apuntes de la clase magistral de Alberto Bustos Plaza

Diccionario de la Real Academia Española

jueves, 12 de febrero de 2009

RESEÑA DE “SOBRE EL ESTÁNDAR Y LA NORMA” de José Antonio Pascual Rodriguez y Emilio Prieto de los Mozos

–C.Kent y M. D. de la Calle (eds.): “Visiones Salmantinas (1098)”, Salamanca, Universidad de Salamanca – Ohio Wesleyan University.

RESUMEN

Los hablantes deben tener consciencia de la lengua que emplean, pues ésta forma parte de los patrones culturales de cada grupo. Las lenguas evolucionan y varían con el paso del tiempo, dependiendo de las zonas geográficas y de los distintos estratos sociales. La investigación y acotación del uso de las variables de la lengua que realizan los lingüistas nos ayuda, no sólo a entenderla, sino también a saber utilizarla adecuadamente según la ocasión.

En la evolución de una lengua la labor de codificación es tarea de los lingüistas, quienes han de indicar cuál es el uso correcto de la lengua, y también han de estudiar y explicar aquellos usos considerados incorrectos. Ambas labores son igual de importantes, puesto que los mensajes que emitimos, y en consecuencia el uso que hacemos de la lengua, están -y tienen que estar- condicionados por el entorno en el que nos encontramos (no hablamos igual en nuestra casa que en un congreso, ni al dirigirnos a una comunidad extranjera en nuestra lengua materna).

En España triunfa el antinormativismo de la lengua y la idea de que la variedad estándar es aquella que hablan la mayoría de los miembros de una comunidad. Las ciencias tratan de discernir entre el significado especializado de las palabras y su significado común, y del mismo modo debemos acotar el significado de “estándar”.

En España existe la creencia de que la lengua estándar es lo mismo que la lengua general, sin embargo en otros países de Europa la definición de estándar se acerca más al concepto de una lengua utilizada para las relaciones oficiales. No todos los hablantes pueden hacer uso del estándar cuando lo precisan, pues en contra de la opinión general en nuestro país, no todos los hablantes conocen bien la lengua estándar, y quienes lo hacen sólo hacen uso de ella en el contexto adecuado, y no por ello están errando en el uso de la lengua.

Atenderemos a estudios sociolingüísticos porque la lengua forma parte de las características de un grupo, y porque de la complementación entre lengua y sociedad depende la comunicación.

La sociolingüistica es la rama de la ciencia que se ocupa de la relación entre sociedad y lengua. Sostiene que el uso del estándar no ensancha la brecha entre distintos integrantes de un grupo, sino que son los dialectos o variables subestándares los que realizan esta escisión.

Conocer bien el estándar, aunque su utilización perfecta sea difícil, nos ofrece facilidades para movernos en distintos estratos sociales, ya que la lengua es un rasgo representativo de nuestra persona. Para conocerla es necesaria una buena y correcta enseñanza lingüística, tarea que supone un esfuerzo añadido, dado el desinterés de los españoles por los usos del lenguaje.

COMENTARIO

En “Visiones Salmantinas” podemos encontrar “Sobre el estándar y la norma” de José Antonio Pascual Rodríguez y Emilio Prieto de los Mozos, junto a ensayos de otros autores como Javier San José Lera (“Azorín y la lectura de los clásicos”) y María Dolores la Calle Velasco (“De imperio colonial a comunidad cultural: el hispano-americanismo como propuesta regeneracionista”).

El texto de Pascual Rodríguez y Prieto de los Mozos, alaba las particulares propias de las variables de la lengua, y al tiempo trata de motivar el estudio y el uso adecuado de la lengua estándar y sus variables (“es necesaria la buena-enseñanza lingüística, claro está”).

La estructura de este ensayo divide el texto en dos epígrafes acerca del estándar y la norma. Y facilita una lectura fluida gracias a su división en apartados, la inducción al tema mediante párrafos introductorios y la complementación con ejemplos.

Las citas en (idiomas que no son en castellano) son introducidas en el texto sin traducción previa, lo cual es coherente con la afirmación de los autores de que muchas veces las confusiones lingüísticas se deben a traducciones erróneas (encontramos extractos de “Enciclopaedia Britanica 1994”, y de Le Monde”) .

Con intención de objetividad, sustentando el discurso con ejemplos y haciendo alusión a las ciencias que estudian la lengua, estos lingüistas presentan a un español poco conocedor de su lengua y defensor de los dialectos, al que tratan de incitar un discurso persuasivo e irónico a conocer a fondo su lengua (“¿no será porque la supuesta identidad de estándar y el español usado normalmente … es más un deseo que una realidad?”).

La lengua ha de ser parte de su personalidad y el hablante debe ser capaz de adaptarla según la ocasión lo requiera (“servirse de la lengua para la función representativa”, “saber cuál es la norma prestigiada en una comunidad lingüística –aunque uno disfrute incumpliéndola – es importante para la propia supervivencia”).



Por Shamai Aguirre de Cárcer Puttang

miércoles, 11 de febrero de 2009

Sobre el estándar y la norma

Audrey Cordova Flores

En el fragmento de José Antonio Pascual Rodríguez y de Emilio Prieto de los Mozos se aclaran dos nociones: la lengua estándar y la norma. En primer lugar es importante destacar que los problemas de lengua no se pueden solucionar tratando que todos los hablantes hablen de la misma manera. Nuestro "hablar" evoluciona con lo que nos rodea: el pasado, la geografía, nuestro grupo social y lo que damos por conocido.

La variación de una lengua es "un atributo natural de los sistemas lingüísticos". Una lengua siempre está estructurada, no es un simple conjunto de conceptos o nombres sin conexión. Por lo que la variación lingüística es importante e inevitable. (Dialectos)
Hoy en día el interés por la lingüística es cada vez menos importante por parte de los hablantes. Se trata de un antinormativismo lingüístico. No se puede confundir el estándar con la lengua general.

La noción de estándar está ligada a las nociones de prestigio, convención e historia. Por lo que le toca al hablante tener la competencia lingüística suficiente para saber lo que es o no correcto o adecuado para sus enunciados. Es importante recordar que todos tenemos una visión del mundo diferente y que lo que le parezca formal o informal a algunos no lo es para otros.
La sociolingüística moderna permite estudiar las valoraciones sociales.
La primera condición a la creación de un estándar consiste en escoger la variedad o variedades que nos permita escribir o hablar prestigiosamente. Además la noción de estándar es subjetiva y social y no tiene nada que ver con la lengua común. La pronunciación refleja en lo posible la lengua escrita y se atenúan los rasgos particulares de una determinada región; se busca la mayor transparencia de significado y disponibilidad en el léxico, y en la gramática.

La noción de norma, es definida como la estructura de la lengua. Nos permite tener actitudes diferentes según el momento en el cual estamos y utilizar la lengua de manera más seguros. Uno de los ejemplos que nos proponen Pascual y Prieto radica en los casos cuando estamos buscando trabajo y nos vamos a entrevistas: si estamos acostumbrados a cambiar el registro con facilidad, no tendremos ningún problema. También tenemos que prestar atención al modo de vestirse, pero esto siempre tiene que coincidir con la manera de hablar, ya que será inútil si no logramos de combinarlos estratégicamente.
"El relativismo en la valoración de los hechos de norma procede de que las elecciones prestigiadas en un determinado grupo social deban más al triunfo de una moda que a los dictados de la lógica".Las dificultades de normas siempre han causado pánico en los hablantes

Reseña:Sobre el estándar y la norma, J.A.Pascual Rodríguez y E.Prieto de los Mozos

En este texto, los profesionales de la lengua J.A.P.Rodríguez y E.P.de los Mozos, desarrollan de una forma que intenta ser amena los conceptos de lengua estándar y de norma (lingÜística), haciendo entender al lector lo positivo que resulta para el desarrollo de una lengua las variedades que puedan encontrarse en la misma, ya que la lengua es la herramienta de la que los hombres se sirven para comunicarse, y así, deberá ir cambiando, evolucionando y modificándose en consonancia con la sociedad que la utiliza sin quedarse atrás del proceso natural de cambio de una población o sociedad.
Así, encontramos dos partes bien diferenciadas en el texto, en la primera (dividida según los problemas a los que debe hacer frente en catorce apartados), nos habla sobre El estándar,mientras que en la segunda, continúa con La norma (dividad a su vez en seis capítulos).

Con el estándar, los autores comienan introduciéndonos el concepto de variación de la lengua, es decir:la lengua tiene una gama abierta a la variación que hace de éstas , las variaciones, (utilizadas según unos criterios fijos a unos marcos prefijados) unos modelos aceptados en el buen uso,sin que con ello se ''fomente el caos'', es decir, estas variaciones deben apoyar estos usos en un modelo de la lengua ya previamente establecido como el más recomendable(que no el único correcto) al que llaman el estándar y que definen como ''aquella forma de legua que se impone en un país dado, frente a las variedades sociales o locales; el medio de comunicación más adecuado que emplean comúnmente las personas que son capaces de servirse de otras variedades. Y que generalmente se trata de la lengua escrita y propia de las relaciones oficiales y es aquella forma que difunden la escuela y los medios de comunicación”
Así, cuanto más se acerque una lengua a su estándar , mayor será la perfección alcanzada; pero al no existir un hablante-oyente perfecto, no se va a llegar nunca hasta este punto porque siempre vamos a encontrarnos con problemas de este tipo, entre los que nombra, además, el casticismo y la originalidad, que, por otro lado, también hacen de la lengua ese elemento rico y útil.

En segundo lugar, los autores nos remitían al último gran concepto del texto:la normalización de la lengua.En este apartado abordan también cuestiones más sociales, y hablan, por ejemplo, de los registros a la hora de poder encajar en alguna situación social mediante un cambio del mismo a otro más formal como haríamos en una entrevista de trabajo, por ejemplo.Los autores sitúan a la norma ''a medio camino entre el plano meramente gramatical y el de uso, el estándar de un modo particular'', ya que nos orientan a la hora de elegir elementos en la lengua que a lo mejor la incumple pero que debemos conocer al menos para conseguir la reaccion que se quiera.Además conocer la norma de determinados lugares geográficos ayuda a la integración dentro de los mismos, aunque aplicar la norma no quiera decir lo mismo que hablar de manera estándar, ya que son cosas diferentes.

Así, podemos concluir que aunque los hablantes debamos acercarnos lo que más podamos al uso del estándar y a la aplicación de la norma; no debemos alejarnos de las variedades que hacen de ella esa herramienta admitida por todos y utilizada por los mismos, es por ello que los lingüistas y filólogos deben cuidar de que el equilibrio estándar-variedad-norma sea el correcto para evolucionar a la vez que quedarnos donde estamos (en cuanto a normativa lingüística)

Andrea Echeverría Fernández

Reseña: "SOBRE EL ESTÁNDAR Y LA NORMA"

Por: Beatriz Bustos Marcos.

En el texto “Sobre el Estándar y la Norma” se señala hacia uno de los principales fallos de la planificación lingüística: la exigencia por parte de los llamados “guardianes de la lengua” de la existencia de un habla heterogéneo y coincidente con el suyo propio; hacen suyo el concepto de estándar para extrapolarlo a toda la población bajo sus criterios que, según los autores de este texto, son erróneos. La planificación lingüística, como explicaré a continuación, tiene como meta cambiar la sociedad. Si se ignora el verdadero significado de estándar se le está negando a la mayoría de la gente un camino hacia la igualdad de condiciones; si no se acepta el problema de la imprecisión a la hora de describir el estándar se repercutirá negativamente sobre los ciudadanos.

Los “guardianes de la lengua”, además de caer en el error del utilitarismo lingüístico, optan por una valoración que no es plausible puesto que las lenguas no son sistemas uniformes, debido a la diversidad de registros contextualizados por diferentes ámbitos socioculturales. No obstante, este “atributo natural” de los sistemas lingüísticos no debe ser interpretado como algo caótico; la variación es un hecho real y consiste en la coexistencia inevitable de diferentes modelos.
En esta situación, las llamadas “lenguas de cultura” designan a una o varias de sus modalidades dialécticas como estándar. Esta forma es impuesta y utilizada en organismos públicos y oficiales.

A la hora de definir el estándar de una lengua se ha de tener en cuenta la tendencia “anti-normativista” que prima hoy en día y que tiende a rechazar el concepto por tratarse de un sistema que pretende unificar todos los códigos. Según los autores del texto, la lingüística tiene que ser capaz de tratar también la capacidad de los hablantes para valorar qué es más correcto, para demostrar sus conocimientos lingüísticos; esto se opone totalmente a la idea uniforme de estándar. Existe, por tanto, una “moda” por la opción descriptiva entre los lingüistas que conduce a una incompleta codificación de los estándares, puesto que no se llega a los niveles más complejos de los mismos.

En el momento de creación de un estándar cumplen una importante función las razones históricas, que escogen una variedad resultante de la mezcla de algunas variedades geográficas con ciertas variedades diafásicas y sociales.
Los lingüistas hispanos mantienen la “costumbre” de buscar una definición para las cosas en lugar de explicar su funcionamiento para, posteriormente, encontrar posibles soluciones. Este problema trae consigo, en palabras de los autores, “efectos secundarios”: por un lado, encontramos la “originalidad nominalista” que consiste en asignar a una palabra un significado diferente al que se le otorga en otros países. Además, aparece el “casticismo”, que se manifiesta en adaptar a nuestro propio entender los términos foráneos. Esto también se refleja en la lingüística, donde se mantienen discrepancias terminológicas con los lingüistas del resto del mundo. Ocurre lo mismo en el caso que nos ocupa: la definición de estándar hace referencia, en los demás países, a un tipo de habla utilizado a nivel culto que se basa en normas que regulan los usos orales y escritos correctos; mientras que en España, se considera estándar aquella lengua hablada por todos y en cualquier ocasión.

Sin embargo, el estándar y la lengua común son dos términos completamente diferentes, aunque esté popularizada la opinión contraria. El estándar sólo es utilizado por personas que conocen su funcionamiento y saben cuándo y dónde deben ejercer su uso.

En el caso del español, por lo tanto, la lengua hablada difiere bastante del estándar, que se aproxima más a la lengua escrita. Prueba de ello es que incluso aquellos que opinan que la mayoría de los hablantes usamos variedades muy cercanas al estándar advierten que se cometen continuamente errores al hablar y al escribir. Por tanto, no todos los miembros de una comunidad pueden recurrir al “lenguaje culto” cuando lo requieran. El estándar es sólo utilizado por los que ostentan el poder y los más instruidos; apenas utiliza términos dialectales y es conservador en sus usos.

La tarea de los lingüistas es hacer hincapié en esta diferenciación para lograr que todos tengan acceso a esa lengua estándar. Ejemplo de la importancia de este modelo lingüístico es el hecho de que toda política referida a una lengua está dirigida a su estandarización, puesto que así se convierte en apta para utilizarse públicamente en la educación, los medios de comunicación. etc. Sin embargo, nos asalta en este punto el problema de que la lengua estándar ha de generarse en el seno de la sociedad, que tiene que asimilarla progresivamente; su creación no es un acontecimiento repentino ni puede imponerse, lo que dificulta a veces su implantación.

¿Qué ocurre con las personas que prefieren mantener sus dialectos? Los lingüistas creen que los dialectos son dignos de ser respetados pero a la hora de conservarlos y defenderlos no debemos olvidar que pertenecen a un todo que los engloba -el estándar- y que se modifican constantemente; por lo que, para garantizar la supervivencia de estos subestándares, se requiere una mayor dedicación y esfuerzo al mantenimiento de nuestra lengua estándar.

Todas las lenguas estándar se basan y se construyen a partir de la norma; ésta se refiere al hecho de que determinadas elecciones a la hora de hablar y escribir son permisibles, mientras que otras no. Esto depende de si se trata de un caso indudable en el que norma y gramática sean un único ente o de si es un error relativizado por la aceptación social que posee. Este relativismo viene marcado por el triunfo de una moda; la creación del estándar se funda en el prestigio de un grupo social perteneciente a una determinada comunidad lingüística.
Nos guste o no, la norma existe, aunque tenemos la posibilidad de mantener ante ella diferentes actitudes. Resulta curioso que los españoles demostremos tan poco interés no sólo en este asunto, sino en el uso de la lengua en general; esto se debe en gran parte al desconocimiento por parte de los miembros nuestra comunidad lingüística del hecho de que la lengua es básica para la integración y la supervivencia dentro del grupo. Existen incluso sujetos que optan por la automarginación o por la defensa de una revolución antinormativa. (No obstante, España no es el único país donde esto ocurre, puesto que se dan casos semejantes en otros lugares.)
Cierto es que muchas veces se percibe un cierto conservadurismo en la imposición de determinadas normas, como pueden ser las ortográficas, en nuestro idioma ya que se tienden a priorizar los atributos que nos distinguen, en lugar de sucumbir a ser “contaminados” por otras lenguas adaptando sus vocablos a la nuestra. Incluso la vitalidad de una lengua es medida, en muchas ocasiones, por su capacidad interna para crear neologismos.

En conclusión y dejando aparte estas excepciones de “normativismo patriótico”, podemos afirmar que los españoles tenemos problemas a la hora de acercarnos a la norma y por tanto, a la estandarización y a la entropía discursiva que acarrea su aprehensión. El papel que juegan los lingüistas pasa por saber enseñar -basándose en la aceptación del problema como algo complejo- esta lengua estándar, por ayudarnos a mejorar nuestros usos lingüísticos y, de este modo, allanar el camino hacia el cambio esa “red de relaciones que con el lenguaje establecemos”, esto es, nuestra sociedad.

El género del sustantivo:

Los sustantivos de profesión:

En la lengua española podemos destacar diferentes maneras de formar los nombres de profesión. Pasar del femenino al masculino o del masculino al femenino no tiene la misma norma según el nombre del cual se trate. Además hay que destacar que todo nombre tiene su propia historia etimológica, gramatical lo que explica casos particulares.

Los nombres femeninos casi siempre derivan de los nombres masculinos y son la prueba de que la lengua evolucione simultáneamente con la sociedad.

Profesiones del ámbito tradicionalmente masculino. (Ejercito)
En el diccionario Panhispánico de dudas de la Real Academia se explica que estos nombres suelen no cambiar con el género.

Capitán -na. Con el sentido general de ‘persona que capitanea o dirige un grupo o una nave’, se usa normalmente como sustantivo de dos terminaciones, una para cada género: «Cristina Gómez, capitana de [...] la selección española» (País [Esp.] 2.3.03); «Soy la capitana de esa barca» (López Páez,Herlinda [Méx. 1993]). Cuando designa específicamente el grado de la escala militar inmediatamente inferior al de comandante, puede usarse también el femenino capitana, pero lo normal es que funcione como común en cuanto al género: el/la capitán → «La capitán Lisa Weidenbush [...] asegura que EE. UU. ha sido “sensible” a esas críticas» (País [Esp.] 15.4.03).

Podemos notar que la utilización de este nombre en femenino es posible aunque la norma sea de dejarlo en masculino. Sin embargo si nos fijamos en la definición de capitán, el sentido del nombre también se ve cambiado. Como lo explica la definición, ser capitana no se podría referir al sector militar sino al de ser la persona que ocupa el puesto de capitán en un equipo deportivo.

Nombres femeninos derivados del masculino pero con un significado diferente.
Cuando utilizamos nombres como soldada o asistenta tenemos que tener cuidado en el contexto en el cual los vamos a utilizar. En efecto se tratan de nombres en donde el sentido ha perdido toda conexión con el sentido del nombre masculino.
La soldada no significa “una mujer soldado”, sino el sueldo o el estipendio que nos toca a cada fin de mes.
La asistenta, solo se usa para designar a la mujer que realiza trabajos domésticos por horas y no a la persona que tiene un cargo de auxiliar.

Otros ejemplos: el/la sobrecargo; el/la teniente; el/la brigadier

Nombre femenino homónimo del nombre de la ciencia o de la disciplina.
Las disciplinas como física, química, música se utilizan para las mujeres. Es un error utilizar el masculino de estos nombres para el femenino.
Nunca se debe decir la físico* o la químico*.

Nombres femeninos con connotaciones despectivas
En algunos casos los nombres femeninos que derivan del masculino, además de no tener el mismo significado tienen un sentido peyorativo.
La sargenta no corresponde al suboficial de categoría superior a la de cabo. Se debe utilizar el o la sargento si queremos el sentido militar.
En el diccionario Panhispánico de dudas de la Real Academia, se explica que el uso de sargenta no es normal. Sin embargo, sabemos de otras fuentes que este nombre designaría una mujer corpulenta de dura condición.

Nombres con una forma para el masculino y otra para el femenino: .Éstos se forman de la manera clásica que todos los femeninos , sustituyendo el morfema correspondiente:Añadiendo –a al final sustituyendo la típica –e u –o finales:maestro-maestra; pescadero-pescadera; o por otro morfema( abad-abadesa/poeta-poetisa...).

Nombres que han tenido que cambiarse con el tiempo :
Dado que con el paso del tiempo han aparecido mujeres que practiquen esa profesión (o que tuviera connotaciones machistas)(médico, juez, bombero), o al revés, porque el hombre también se haya incorporado a esa profesión(azafata).Con estos sustantivos aún se sigue vacilando a la hora de reconocerlos como correctos o de utilizarlos entre la población, ya que el-la bombero se puede considerar correcto, al igual que la bombera.

Nombres que son iguales para ambos géneros: gimnasta, periodista, cantante, pinche…

Con esta pequeña síntesis del tema que dimos en clase esperamos haber resuelto alguna duda respecto a este apartado tan peliagudo de la lengua, y más en una profesión como la que a nosotros espera, y que, aun no siendo profesional de la información, nunca viene mal saber.




Bibligrafía:




Apuntes personales de clase

jueves, 5 de febrero de 2009

Gramática normativa y gramática descriptiva.

Entendemos el término gramática como la rama de la lingüística encargada de estudiar la forma y la composición de las palabras, así como la organización de éstas dentro de la oración. Gracias a ella, podemos comprender el funcionamiento específico de las diferentes lenguas.

Podemos establecer dos tipos distintos de gramática: por un lado, se encuentra la gramática prescriptiva o normativa y, por otro, la gramática descriptiva.
La gramática normativa presenta un conjunto de reglas o principios de origen tradicional mediante los cuales se rige la lengua; las construcciones que no se adapten a dichas normas son rechazadas por esta clase de gramática, que sirve para explicarnos qué características debería tener nuestra lengua.
Sin embargo, la gramática normativa no expone la realidad de nuestra lengua; de esta tarea se encarga la gramática descriptiva. Al contrario que la normativa, la gramática descriptiva divulga la verdadera realidad de una lengua, incluyendo las construcciones que los preceptos normativos descartan y consideran incorrectas. Podríamos afirmar que la gramática descriptiva nos dice qué características tiene nuestra lengua.
La lingüística actual considera ambos tipos de gramática: No sólo tiene en cuenta las normas establecidas en el pasado sino también el uso que hacemos hoy en día de la lengua.
Conocer bien la gramática normativa nos permite movernos entre distintos estratos de la sociedad, y la gramática descriptiva atiende a aquellos rasgos del habla* que nos identifican como parte de un grupo. Por tanto no debemos infravalorar ninguna de ellas, pero sí es importante establecer sus diferencias para interpretar correctamente las conclusiones de los estudiosos de la lengua.

Para ilustrar estos conceptos observemos los siguientes ejemplos:

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*Debemos recordar que nos referimos al lenguaje como la capacidad comunicativa, a la lengua como el código utilizado en el proceso de comunicación, y al habla como el uso que los hablantes hacen del lenguaje y la lengua.

Al interpretar estos ejemplos hemos de tener en cuenta cuales son las fuentes y el contexto en que fueron expresados los ejemplos. Y también que en el caso de la gramática descriptiva se trata de casos reales, pero en el de gramática normativa hemos escogido sólo algunas de las posibilidades que podrían comparase con los ejemplos escogidos.

El primer ejemplo “Por mi caso no, porque yo soy cansado” fue enunciado por un estudiante de español de nacionalidad francesa. Apreciamos la utilización de modo inusual de las preposiciones, confusión en la estructura y dificultad para diferenciar entre los verbos “ser” y “estar” (confusión muy común ya que en francés el verbo “être” significa al tiempo “ser” y “estar”). Otro posible ejemplo de gramática normativa en este caso sería "Por mí no, porque estoy cansado".

En el segundo caso el locutor es una señora en paro comentando las dificultades de su situación a una reportera de la 2 Noticias. La entrevistada presupone que conocemos el contexto de la conversación y su situación personal, lo cual unido a otros factores puede llevarla a descuidar el lenguaje, confundiendo frases hechas e introduciendo muletillas.

“De ahí viene la costumbre de tomar pan bendecido” es una frase tomada de boca de una reportera de la 2 Noticias. En este caso nos llaman especialmente la atención este tipo de errores, puesto que la figura del periodista se incluye en el grupo de los "profesionales de la palabra", y presuponemos que cuidan especialmente su gramática.
"Bendecido" es el participio del verbo "bendecir" y debe usarse en la formación de los tiempos compuestos y de la pasiva perifrástica. (Diccionario panhispánico de dudas). Es correcto decir que "el pan está bendecido" o que "es pan bendito" pero no que "es pan bendecido".

El último ejemplo es un caso típico de omisión del final de algunas palabras, fenómeno que suele darse en las zonas rurales. Por ello no nos extraña saber que nos encontramos en el pueblo de Comago (La Rioja).

Estos ejemplos muestran la posibilidad de catalogar a los individuos atendiendo a su modo de utilizar la lengua. Y por otro lado muestran que es necesaria una gramática normativa que nos ayude a expresarnos de forma uniforme para poder entendernos con facilidad.


BIBLIOGRAFÍA:

· ¿Qué es la gramática? – Sergio Zamora: http://www.geocities.com/sergiozamorab/quesla.htm

· Sobre el estándar y la norma – José Antonio Pastual Rodríguez y Emilio Prieto de los Mozos. Visiones Salmantinas (1098)

· Diccionario de la lengua española. Real Academia Española. Vigésima Segunda Edición (2001)

· Diccionario panhispánico de dudas: http://www.rae.es/rae.html

· http://www.wikipedia.org

· http://www.wikilengua.org

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